Antártida, por Vitoria Velez–
Un 80 por ciento de lo que llega a la Antártida –como polución, restos de la quema de árboles– viene de Sudamérica, un 10 por ciento de Australia y otro 10 por ciento del resto del mundo, explica.
“La gente tiene una idea equivocada de que la Antártida sólo exporta frentes y corrientes marinas frías, pero también recibe mucha influencia. La verdad es que existe un sistema de intercambios entre los subtrópicos y las zonas polares globales”, añadió.
Para Leonardo Duarte Batista da Silva, especialista en ingeniería agrícola y medioambiental de la Universidad Federal Rural de Río (UFRRJ), “la gran ventaja de hacer investigaciones en la Antártida es que la región no ha sufrido todavía (tantas) intervenciones humanas”.
“Esto permite estudiar cómo y por qué ocurren los cambios”, explica a la AFP este experto de 42 años, en ruta al continente blanco en un buque de la Marina brasileña.
Silva estudió durante un mes junto a otros científicos los “criosuelos” (o “gelisuelos”, suelos congelados) y los impactos que sufren con los cambios climáticos.
Fascinación por la Antártida
Esta influencia, que se siente claramente en las lluvias y las olas de frío que llegan a Brasil, especialmente en invierno, puede ser uno de los factores que explican la fascinación que la Antártida despierta en investigadores de un país tropical como Brasil.
Según datos oficiales, en la última década, un promedio anual de 250 investigadores de universidades brasileñas desarrollaron proyectos científicos en la Antártida, en campos tan distintos como ciencias de la atmósfera, biología o geología.
Hace dos años, Evangelista y el profesor Jefferson Simões, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGRS), implantaron en el interior del continente helado el Criósfera 1, primer puesto científico avanzado de Brasil en la Antártida, 3.000 km al sur de la estación brasileña Comandante Ferraz, en el archipiélago de las Shetland del Sur.
Distante 500 km del Polo Sur, el módulo, que funciona con energía solar y eólica, cuenta con un equipo de cuatro científicos que se dedica a investigaciones en áreas como microbiología, clima, gases de efecto invernadero y rayos cósmicos.
El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTi), busca socios privados interesados en proyectos auto sostenibles en la Antártida, declaró Evangelista.
Fuente:diario.mx
Es difícil imaginar que la Antártida, la mayor masa de hielo del mundo, pueda afectar el clima de un país tropical como Brasil. Pero interactúa con toda Sudamérica, inclusive con la Amazonía, causando sequías y sufriendo las consecuencias de su contaminación.
“Todo lo que se produce en los continentes, desde actividades industriales, volcánicas, uso del suelo, todo llega a la Antártida”, señala el físico Heitor Evangelista da Silva, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, que regresó en enero de su 19na. expedición al continente helado.
Un 80 por ciento de lo que llega a la Antártida –como polución, restos de la quema de árboles– viene de Sudamérica, un 10 por ciento de Australia y otro 10 por ciento del resto del mundo, explica.
Silva estudió durante un mes junto a otros científicos los “criosuelos” (o “gelisuelos”, suelos congelados) y los impactos que sufren con los cambios climáticos.
Fascinación por la Antártida
Esta influencia, que se siente claramente en las lluvias y las olas de frío que llegan a Brasil, especialmente en invierno, puede ser uno de los factores que explican la fascinación que la Antártida despierta en investigadores de un país tropical como Brasil.
Según datos oficiales, en la última década, un promedio anual de 250 investigadores de universidades brasileñas desarrollaron proyectos científicos en la Antártida, en campos tan distintos como ciencias de la atmósfera, biología o geología.
Hace dos años, Evangelista y el profesor Jefferson Simões, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGRS), implantaron en el interior del continente helado el Criósfera 1, primer puesto científico avanzado de Brasil en la Antártida, 3.000 km al sur de la estación brasileña Comandante Ferraz, en el archipiélago de las Shetland del Sur.
Distante 500 km del Polo Sur, el módulo, que funciona con energía solar y eólica, cuenta con un equipo de cuatro científicos que se dedica a investigaciones en áreas como microbiología, clima, gases de efecto invernadero y rayos cósmicos.
El proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTi), busca socios privados interesados en proyectos auto sostenibles en la Antártida, declaró Evangelista.
Fuente:diario.mx
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